Publicado en Literatura

«Hábitos atómicos» de James Clear (reseña)

Cuando te expones a una marabunta de recomendaciones donde una obra en particular se repite una y otra vez, al final acabas cediendo. Podríamos decir, sin lugar a dudas, que he leído (más bien escuchado a modo de audiolibro) este superventas de James Clear titulado Hábitos atómicos por presión social. Realmente su contenido no tiene mucho misterio y aunque tiene algunos puntos realmente interesantes sobre su método para mejorar nuestros actos diarios, creo que me he quedado con un sabor agridulce en la boca. Os explicaré por qué.

En primer lugar, mencionaré en qué consiste su famoso «sistema» para implementar hábitos en nuestra rutina y no desfallecer en el intento. La clave está en ir poco a poco, sumando pequeños cambios que corresponden a un esfuerzo de un 1%. Tiene lógica, si cambiamos a diminuta escala los resultados se verán a largo plazo de una forma saludable. Hasta ahí todo bien. El autor inicia relatando un hecho traumático de su adolescencia que casi acaba con su carrera para posteriormente decir cómo consiguió recuperarse y triunfar gracias a la constante aportación de pequeños hábitos positivos en su rutina. Pone otros ejemplos muy curiosos que motivan al lector a intentar mejorar del mismo modo, como por ejemplo el caso de la federación de ciclismo de Reino Unido y sus éxitos gracias a un entrenador que comparte los mismos ideales que Clear.

No es el santo grial de libros de autoayuda (a los que dedicaré otro artículo más adelante), pero es realista. Tiene una frase que me gustó mucho que decía así: «La gente pospone su felicidad hasta conseguir llegar a una meta». Creo que todos en algún momento de nuestra vida nos hemos impuesto unos objetivos a gran escala sin disfrutar de los pasos previos que nos llevan a dicho sueño, y por el camino abandonamos por frustración.

Sin embargo, hay una cosa que no me gusta nada de esta lectura, convirtiéndome (probablemente) en una de las pocas lectoras que se han sentido desilusionadas con «Hábitos atómicos», y es que es muy «peso-centrista». Nos encontramos con un hombre que no es nutricionista ni médico recalcando una y otra vez que podemos adelgazar muchos kilos (poniendo casos de seguidores suyos) usando su procedimiento. No niego que esto sea posible, pero imaginaos que una afirmación como esta acabe en manos de una jovencita de trece años con un TCA (trastorno de la conducta alimentaria) que lee como un escritor aclamado por la crítica asegura en un libro que se puede ser un TRIUNFADOR adelgazando gracias a su sistema. Además, no pone en ningún momento el caso inverso, alguien que necesite ganar peso. El mensaje implícito siempre es el mismo: «Vence a la flojera añadiendo pequeños hábitos y dejarás de ser un inútil con sobrepeso».

Cada cuerpo es un mundo y tener celulitis en las caderas no significa que estés al borde de un ataque cardíaco ni que seas un perdedor. Si necesitáis perder peso recurrid a un nutricionista que os oriente, no os motivéis por un libro que llama a los delgados triunfadores simplemente por el número que marca su báscula.