
Un libro que quizás pueda haber pasado inadvertido por el mercado editorial español, porque está claro que en las cuentas de Instagram norteamericanas Alguien que te quiera con todas tus heridas de Raphael Bob- Waksberg decoraba muchos feed de dicha red social.
Para los que estén un poco distraídos en cuanto a lo que el autor se refiere, se trata del creador de la aclamada serie de Netflix, Bojack Horseman. En ellas un hombre con forma de caballo se enfrenta a los dilemas de la vida, tales como la depresión, el síndrome del impostor, las heridas de la infancia o las complicadas relaciones entre las personas. Una serie de animación fuertemente aclamada por la crítica por su humor abstracto y su labor visibilizando algo tan en boca de todos como la salud mental. Pues tras dicha hazaña bob-Waksberg se embarca en la aventura de escribir su primera novela.
Debo reconocer que empecé esta lectura sin saber realmente a qué me enfrentaba, por lo que al abrirlo y descubrir que realmente es una recopilación de relatos mi primer instinto fue de rechazo, no porque tenga nada en contra de las antologías de cuentos, sino porque me había imaginado una obra más enfocada en el género del ensayo que a lo que realmente se trata. No obstante, pasada dicha primera fase de perplejidad te das cuenta que la esencia del autor está en cada una de las historias, su marcada filosofía en cuanto a la plasmación de la fragilidad del ser humano, los recovecos más oscuros de la sociedad y esa pincelada de humor absurdo a lo Alicia en el país de las maravillas que tanto lo caracterizan.
Podríamos definir esta obra como un espejo de la sociedad estadounidense, de las cadenas que llevan arrastrando los jóvenes del siglo XXI a causa de no saber gestionar algo tan básico como una emoción que presiona el pecho, dejándolos incapacitados para afrontar la vida. El amor, o más bien, toda la mierda que acarrea estar enamorado, la supervivencia en un mundo cada vez más sucumbido por el capitalismo, el yugo que supone la familia y lo idílica que se presenta la idea de coger las maletas y huir. Alguien que te quiera con todas tus heridas es una inmersión dolorosa en el subconsciente de todo el nacido entre finales de los ochenta y principios de los dos mil, una recreación en forma de letras e ilustraciones de nuestros pensamientos reprimidos, pero siempre con una jerga que la hace cercana y trágicamente divertida.
El paso del tiempo y las decisiones no tomadas en beneficio de uno mismo es un tema recurrente en sus narrativas. Una pareja de desconocidos en un metro que no dan el primer paso para hablarse y esperando acaban por vivir una vida entera dando vueltas en los túneles de la ciudad, dejando pasar las mismas paradas una y otra vez, dedicándose miradas hasta que, ya ancianos, uno decide salir; un científico que inventa una puerta a otra versión paralela de su vida; unos hermanos separados por el divorcio de sus padres que saben que nunca podrán disfrutar el uno del otro o unos superhéroes alcohólicos que acabarán por añorar una vida como simples humanos, sin tantas presiones por parte de un mundo que espera todo de ellos.
Una lectura bastante artística, signo inconfundible de un autor que es más guionista que «escritor». El diseño del libro, ya sea por las ilustraciones o por la estructuración del texto, hace que la actividad del lector no sea únicamente sentarse y consumir, hay dinamismo y, por consiguiente, un leve esfuerzo mental, como si estuvieras resolviendo un acertijo. Quizás este tipo de edición pueda hacerte salir en ocasiones de la historia, sino estás dispuesto a enfrascarte en ella al 100%; no obstante, me da rabia la poca inversión que se da en el mercado nacional a la traducción o producción de esta clase de novelas más «indies», supongo que por miedo a que el público no esté interesado, pero al final si siempre consumimos lo mismo jamás podremos conocer nuestro límite como lectores o abarcar otro tipo de conocimiento literario.
En definitiva, es un libro que recomiendo muchísimo, sé que hay gente que lo odiará y otra que le parecerá inspirador, pero simplemente por la experiencia que otorga merece la pena echarle un vistazo.