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«Belle» de Mamoru Hosoda: infancias rotas bajo la esencia de la bella y la bestia

No es la primera vez que hablamos del cuento de «la bella y la bestia» como eje argumental de una obra. Este clásico literario está tan interiorizado que muchos autores crean sus narrativas sin ser completamente conscientes del relato que versionan. Este no es el caso. Mamoru Hosoda para mí es uno de los mejores directores que ha dado la historia del cine universal aunque, por desgracia, sus obras queden relegadas por otros títulos que ya nacen con una estrella bajo el brazo únicamente por el sello o estudio que los ampara. No desmerezco el trabajo de ninguno, pero Mamoru rompe muchos moldes en lo que se refiere al cine de animación.

Belle es el avatar de una joven pueblerina llamada Suzu a la que un trauma le impide volver a cantar, pero el juego online «U» le permite encontrar una válvula de escape a ese sentimiento que le aprisiona el pecho. En el mundo digital, tan recurrente para el director (recordemos la mítica serie Digimon o su película Summer wars) Suzu Naito se hace la cantante más famosa, suscitando la curiosidad del mundo entero por conocer su verdadera identidad, pero un monstruoso personaje irrumpe de manera brusca en su nueva e irreal vida. Suzu no puede evitar interesarse por él, sobre todo al ver las extrañas cicatrices que no paran de salir en su espalda.

Lo que en un principio puede parecernos otro tópico, una película predecible sobre la autoestima y el valor para seguir luchando, al final demuestra ser un hermoso alegato a la vida desde una perspectiva poco común en el cine japonés, e incluso diría que occidental, el de la salud mental infantil. Estéticamente, Hosoda vuelve a sorprendernos con unos escenarios brillantes donde juega un papel primordial el contraste de la vida digital con la vida rural y todo esto añadido a una banda sonora que merece la pena agregar a nuestra lista de spotify.

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Turning Red: la mejor forma de entender el síndrome de la niña buena.

Es la primera vez que puedo decir de forma clara que me veo identificada con una película de animación, sobre todo si viene de mano de Disney. Turning Red, o Red para el mercado español, es la nueva obra de la directora Domee Shi que, sinceramente, ha representado a la perfección el dolor de millones de mujeres a través de una niña de trece años que se convierte en panda rojo cuando se estresa.

Recuerdo que vi el teaser de esta película hará cosa de un año y lo primero que pensé fue: «Disney ya no sabe qué hacer«. Esto demuestra una vez más que estamos tan acostumbrados a consumir el mismo tipo de contenido que cuando aparece algo ligeramente distinto, sentimos rechazo. Sin embargo, no podía estar más equivocada.

¿Por qué creo que es de las mejores películas hasta la fecha? Porque trata algo tan complejo y estigmatizado como el «síndrome de la niña buena». Para resumirlo en pocas palabras, este síndrome se da mayoritariamente en mujeres y se caracteriza por priorizar las necesidades de los demás antes que las suyas propias. La mayoría de los casos crecen en entornos llenos de cariño, pero donde no han podido desarrollar las capacidades necesarias para defenderse o cuidar de sí mismas. El darlo todo por los demás, aunque eso suponga no ser feliz. El miedo a fallar, a no ser suficiente a ojos del resto , a decepcionar a alguien o simplemente a alzar la voz, son factores que han marcado a muchas generaciones que a día de hoy luchan por conseguir algo de la autonomía perdida en la infancia.

Por eso me hace tanta gracia la crítica hecha por el «experto en cine» Sean O´Connell, donde expresa sin ningún tipo de pudor que esta película, por el target y ambientación en el que se enfoca (principio de los 2000), no puede funcionar debido a que no engloba a todo el mundo. Creo que precisamente por eso sí que funciona, porque Pixar, bueno, más bien Domee Shi, ha conseguido crear una película divertida, inteligente, emotiva y para toda la familia…. Desde un tabú.

Así que si no sois como el señor O´Connell, que no es capaz de verse reflejado en una niña que lucha por su libertad, pero que seguramente sí que empatice con Tom Cruise saltando desde aviones sin paracaídas (por ejemplo), os recomiendo que veáis Red y disfrutéis de un ratito maravilloso de reflexión.

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«Ron da error»: una película que pone en duda a nuestras amistades.

Aunque Twenty Century Fox haya cambiado de dueño, no ha cambiado su esencia. Siempre he creído que sus películas animadas transmitían un mensaje mucho más arrollador que el resto de productoras donde lo único importante era la calidad visual de la obra.» Ron da error» es de esas películas que abren los ojos tanto a los más jóvenes como a los adultos.

Llena de humor y dinamismo, esta cinta dirigida por Sarah Smith y Jean-Philippe Vine pone en duda la calidad de nuestras amistades, porque ¿en qué consiste realmente la amistad? Para contestar a esta pregunta tenemos que echar la vista atrás y comprender hacia dónde hemos llegado a nivel social. Ya no interactuamos los unos con los otros como hace quince años, el mundo ha cambiado y ahora podemos hacer amigos a través de una pantalla. Pero…¿Qué pasa si esa pantalla nos absorbe? Barney, el protagonista de esta historia, no tiene un amigo robot como el resto de los niños, por eso está solo. Cuando por fin consigue uno se da cuenta de que viene defectuoso y deberá enseñarle desde cero cómo ser su amigo. No es una crítica a las redes sociales, es una explicación de lo qué es realmente una amistad, un viaje de conocimiento mutuo.

Sinceramente, cada personaje aporta una enseñanza al espectador, desde la abuela hasta la chica popular del instituto, todo crea una ambientación necesaria para la compresión del mensaje. El amor se manifiesta de muchas maneras, pero la tecnología no debe ser el receptor de todos nuestros sentimientos, sino un mero complemento que nos facilite el camino. Hay un mensaje muy necesario en la película que dice tal que así: «la amistad va en dos direcciones». Esto también es una bofetada de realidad para todas esas relaciones de «amistad» donde uno da, pero no recibe. Por desgracia, la toxicidad existe en todos los ámbitos sociales, por eso, si te ves reflejado en el mensaje de «Ron da error», reflexiona sobre tus amistades, quizás el amor que profesas no te es devuelto, eso no es amistad.

Y sin profundizar mucho en el aspecto artístico de la obra (creo que no es realmente su cometido) finalizo dando mi apoyo a todas esas obras que pasan inadvertidas simplemente por no tener el sello de «gran producción cinematográfica». El valor artístico no depende de ninguna marca distintiva.

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«Encanto» la película Disney que triunfa por ser poco Disney.

Quizás no sea objetiva con esta reseña porque soy una ferviente admiradora del trabajo de Lin-Manuel Miranda, tanto en su faceta como compositor como de actor-director. Todo lo que toca acaba convirtiéndose en oro. Aun así ¿Qué tiene Encanto que la haga tan diferente al resto de películas Disney? ¿Solo la música de Lin-Manuel la hace especial? Yo creo que no.

Antes de entrar en detalles hay que resaltar que Encanto, dirigida por Byron Howard y Jared Bush, es la sexagésima película producida por el estudio de Mickey Mouse. La obra habría pasado inadvertida a no ser por el éxito de su banda sonora, especialmente su canción «No hay que hablar sobre Bruno» ha pasado a ser la más exitosa desde «Un mundo ideal» de la película Aladdín (1992). Sin duda alguna, la influencia del compositor está en cada nota, recordando a ese Hamilton que lo catapultó a la cima. La fusión de estilos musicales lo aleja por completo a la monotonía instrumental de las películas Disney, tan propensas a las notas altas imposibles de recrear por el público mundano. Sin embargo, yo veo mucho más allá de la música de Encanto.

Ante todo, es destacable que sea Colombia el país en el que se centra la historia, concretamente en un pueblecito donde la familia Madrigal, dotada de dones mágicos vive en una casa encantada. Allí cada miembro posee una cualidad especial, menos Mirabel, que por alguna extraña razón no se le otorgó ningún poder. Este mensaje no está enfocado a los niños, pero antes de ahondar en este detalle volvamos a atrás. Esta ambientación me recordaba a algo, pero no conseguía situarlo con exactitud. No había princesas ni castillos, ni siquiera había un viaje del héroe tal y como lo conocemos en el mundo del guion cinematográfico, solo es: el pueblo, la casa, la familia Madrigal y la magia. Lo busqué y efectivamente estábamos antes la recreación animada del Realismo Mágico, el movimiento literario nacido en latino-américa en el siglo XX. Como admiradora de García Márquez, Borges, Isabel Allende, Cortázar, etc… Vi la fantasía en lo cotidiano. En la película no había el «cliché Disney» dando el mensaje típico al espectador más infante, sino la manifestación de una crítica social muy en boga hoy en día, la exigencia. El no ser suficientes para complacer al resto, para cumplir el rol que se nos exige, este dilema es un lastre que nos persigue a todos y, por lo tanto, es el público adulto quien se identifica con Mirabel, no los niños y niñas que por desgracia aun no entienden lo que es sufrir por encajar, pero que lo experimentarán con el tiempo.

Así que, por mucho que disfrute cantando «No hay que hablar sobre bruno» a pleno pulmón en el coche, no puedo adjudicar el éxito de la película solo al factor musical, la magia reside en la representación social y por eso Disney triunfa al alejarse por fin de sí mismo.

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El «West Side Story» de Spielberg es una obra de arte mal enfocada.

Me he encontrado ante muchas opiniones sobre este remake de West Side Story, he visto la película del 1961 y es cierto que no hay grandes diferencias, pero ¿Qué falla en esta versión de Spielberg?

Estrenada en cines hace escasos meses, la promoción de esta obra quizás ha sido un poco eclipsada por otros títulos, concretamente por la nueva del hombre-araña, cuya reseña queda pendiente en este blog. Pero Volviendo a West Side Story hay que decir que, si eres admirador de los musicales y te has visto en bucle la película original protagonizada por Natalie Wood y Richard Beymer, vale muchísimo la pena gastarse el dinero para ver el remake porque realmente es una renovación del clásico, pero nada más. Es Spielberg, por lo tanto, hay calidad en la cinta. Los planos generales son tan sublimes que hacen al público revivir la historia como si estuviese en el teatro. No hay movimiento de cámara que no enfatice la esencia artística del audiovisual, es como pararse delante de un cuadro que no para de actualizarse a mejor, en resumidas cuentas, hay que alabar también el trabajo que ha hecho Janusz Kaminski como director de fotografía.

Lo mismo pasa con las coreografías y la integración de las secuencias musicales, es un trabajo muy orgánico que no choca al espectador. La música de Leonard Bernstein y las letras de Stephen Sondheim se han respetado en esta versión, siendo el toque del director la guinda final de una obra que es realmente magistral. Y aquí viene lo mejor y por lo que, en mi opinión, ha sido necesaria esta modernización de la película, y es el elenco. En la película original dirigida por Jerome Robbins y Robert Wise no había actores hispanos (o casi no los había). Recordemos que la trama gira entorno a un «Romeo y Julieta» de Nueva York en los años cincuenta, pero en vez de enfrentar a los Capuleto con los Montesco, el conflicto es entre la comunidad puertorriqueña y la anglosajona. Por mucho que me gustase Natalie Wood haciendo de María, de puertorriqueña no tenía ni el blanco de los ojos, lo mismo con los otros actores. Spielberg ha dado auténtica representación en su West Side Story y eso siempre será algo merecedor de elogios.

Sin embargo, no salí del cine con el corazón en un puño. Y es que creo que, aparte de lo ya mencionado, la cinta no aporta nada nuevo. Sinceramente es como una recreación literal del musical y la película del 1961, si te gustan mucho puedes disfrutar del remake, pero incluso así es demasiado densa. Las actuaciones son muy teatrales, hay poco lenguaje fílmico, por lo que el público no familiarizado con la historia acaba distrayéndose. Por eso creo que no está enfocado al público actual, sino a los espectadores que hace años amaron West Side Story, obviando que ese target ha menguado o simplemente ha podido cambiar de gustos con el tiempo. La prueba la obtuve en la sala de cine. Fui hace dos semanas a ver la obra y yo era la más joven, la media de edad de la sala rondaba los cincuenta años y fueron ellos los que salieron corriendo en cuanto salieron los créditos finales, cansados de estar sentados dos horas y media escuchando canciones y viendo a jovencitos dar piruetas. Alguna que otra señora aprovechó para echarse una siesta. El público de antes no es el de ahora, ya no aguanta tanto. Por eso creo que a la obra le faltaba realmente el factor «joven», algo que hiciera a las nuevas generaciones interesarse por ella.

Dicho esto, yo siendo parte del consumidor veinteañero, la disfruté y la recomendaría a los amantes del cine y la música, aunque no sea la típica película para pasar una tarde amena en el sofá de casa.

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El arte que me motivó en 2021

Quería terminar el año escribiendo algo especial, algo que significara un adiós a una etapa. Sin embargo, tras ver innumerables videos de «mejores momentos del año» en Instagram, pensé que todo resultaba (de alguna forma) demasiado triste. No quiero despedir una etapa de mi vida sino continuarla, ir mejorando poco a poco, añadir a mi vida los beneficios que el tiempo otorga.

Así que me voy a iniciar una especie de ejercicio anual consistente en hacer un balance del arte que más me ha motivado a lo largo de estos últimos meses, porque si algo nos da un respiro en la vida es la posibilidad de evasión. Aviso de que pueden ser obras de años posteriores.

No invento nada nuevo, pero creo que puede ser interesante nutrirse de lo que otro ha considerado gratificante. Así que lo comparto con vosotros.

Literatura

Como es natural, empezaré con los libros que más me han marcado este año (y cuyas reseñas hice en su día). Aunque no he leído tanto como en otras ocasiones, debo reconocer que ha sido una época de autodescubrimiento. Me he atrevido a explorar otros géneros a los que consideraba lejanos a mí y resultaron ser el motor de cambio que necesitaba.

  1. Teoría King Kong de Virgine Despentes.
  2. No vine a ser carne de Gata Cattana.
  3. El sol y sus flores de Rupi Kaur.
  4. Under the oak tree de Sooji Kim.

Desde el manifiesto feminista de una mujer que ha sufrido en su piel las injusticias de un mundo hecho para gente canónica, hasta la poesía de dos autoras separadas por un océano. Sin duda alguna, estas han sido las lecturas que más me han invitado a la reflexión. Under the oak tree es una novela de fantasía romántica de una autora coreana que merece mucho la pena.

Cine

Siendo comunicadora audiovisual, ver películas es una parte esencial de mi existencia. He ido mucho al cine, pero reconozco que, quitando alguna excepción, las películas que más me han llegado no son las más comerciales.

  1. Tick, Tick…Boom.
  2. Kimetsu no yaiba: El tren Infinito.
  3. Josee, el tigre y los peces.
  4. Spider-Man: No Way Home.

Que dos de ellas sean de anime y que en las otras dos aparezca el mismo actor no debería ser significativo, pero sinceramente creo que algo influye. Tick, Tick…Boom ha pasado a ser una de las películas favoritas y si no la habéis visto, os la recomiendo.

Series/ animes

Normalmente no suelo consumir muchas series ya que requieren un tiempo que no suelo tener, pero sorprendentemente en este 2021 he visualizado mucho este formato. Os lo ordeno por orden de preferencia.

  1. Dietland.
  2. Haykyu!!
  3. Horimiya.
  4. Jujutsu Kaisen.
  5. You.
  6. The Witcher.
  7. American Horror Story.

Videojuegos

Aquí podría llevarme horas, pero voy a limitarme a los juegos que más he disfrutado (no tienen que haber salido este año) y que volvería a jugar mil veces.

  1. The Legend of Zelda: Breath of the Wild.
  2. Animal Crossing: New Horizons
  3. Hollow Knight.
  4. The Dark Pictures: Little Hope.

Teatro

Entre mis objetivos del año que viene se encuentra ir más al teatro, actividad que solía hacer a menudo antes de que reinará el caos en el mundo y tuviésemos que vivir ahogados en mascarillas y gel hidroalcohólico.

  1. Estirando el chicle (función en vivo)
  2. Sangre gorda de los hermanos Álvarez Quintero.

Podcast

Voy a meter esta sección porque si algo ha definido este año ha sido la proliferación de los podcast. Soy locutora y actriz de voz por lo que el simple hecho de saber que a la gente le gusta tanto «escuchar» lo que otros tienen que ofrecer, me parece una maravilla.

  1. Estirando el chicle.
  2. Misterios cotidianos.
  3. Reyes del palique.
  4. No te lo habías preguntado.

Música

Adoro la música, aunque mis gustos tampoco son del todo comerciales a día de hoy. Si tengo que elegir algún género musical que me haya hecho olvidar mis problemas mientras viajo en el tren, solo se me viene a la mente Rap y derivados del mismo.

  1. Gata Cattana.
  2. Hijos de la ruina.
  3. Recycled. J.

Y aquí me despido. Muchas gracias por permanecer fieles a este pequeño blog. Os deseo un magnífico 2022.

Nos leemos pronto.

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«Tick , Tick… BOOM!»: La gran película perdida entre el caos de Netflix.

Puede que el término «musical» espante a mucha gente, incluso hay quienes consideran este nicho como desfasado y aburrido, es por eso que quizás el algoritmo de Netflix no te recomiende esta película. Pero «Tick, Tick… BOOM!» es mucho más que una cinta musical, es la vida de un treintañero que sueña con llevar su obra a Broadway a pesar de que el tiempo se le acaba.

Esta obra es un biopic dirigido por el ilustre Lin-Manuel Miranda, eminencia en el mundo musical de Nueva York y que se estrena por todo lo alto como director. Para dar este salto se ha basado en la vida de Jonathan Larson, creador del musical RENT que fue representado durante doce años consecutivos en Broadway. Su segundo musical que lleva el mismo nombre que esta película protagonizada por Andrew Garfield es en realidad un monólogo del propio Larson, donde habla del amor, de la frustración, del VIH tan presente para él, ya que era un gran defensor del colectivo LGTBI y tuvo que sufrir la pérdida de varios de sus amigos por dicha enfermedad, y sobre todo de lo duro que es llegar a los treinta sin haber conseguido nada. Todo esto con una escenografía simplísima donde solo lo acompaña su piano y sus músicos de confianza. La película va intercalando partes del monólogo, perfectamente recreados por Garfield, y la propia obra en sí, cuyos escenarios y composición visual tienen el sello teatral de Miranda.

No me arriesgaría a decir que es una de las mejores películas que he visto en los últimos años, es distinta a lo que solemos consumir sin miramientos en Netflix, y sobre todo es un canto al abismo en el que nos encontramos los jóvenes. Es imposible no sentirme identificado con Larson, no sentir la frustración de tener un sueño que parece no llegar nunca a cumplirse y mientras tanto el reloj continúa su curso. Una vida que merecía ser contada con la misma calidad artística que definía la esencia de Jonathan. Simplemente por eso debería ser la película más vista de la plataforma.

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Josee, el Tigre y los Peces: Reseña

Cartel original de la película

Título: Josee to Tora to Sakana-tachi aka/ Duración: 98 min.

Dirección: Kotaro Tamura / Guión: Sayaja Kuwamura.

Sinopsis

Tsuneo es estudiante de veintidós años que acepta un trabajo de medio tiempo en el que debe supervisar a Josee, una chica en silla de ruedas que sueña con ver mundo.

Crítica

Llevaba esperando meses para ver esta película y realmente hay cosas que me han sorprendido. Seamos realistas Josee, el Tigre y los Peces es una película de amor y vamos a encontrar durante toda la cinta los recurrentes clichés argumentales entorno al romance. En ese sentido no hay nada que no haya visto antes. Visualmente es preciosa, la animación y el uso del color hace que merezca la pena ir a verla en el cine. La banda sonora está muy bien pensada ya que han contratado a un grupo en auge, EVE, para crear la canción original de la película. Pero vayamos a lo que realmente me ha parecido destacable.

En primer lugar, hay que hablar de la edad de los protagonistas, son adultos. Nada de amor adolescente y su consecuente censura en torno al amor. Tsuneo tiene veintidós años y está a punto de graduarse y Josee tiene veinticuatro, otro punto a su favor, ya que normalmente la mujer es la más joven. Sinceramente, estoy tan acostumbrada a consumir historias de amor de instituto que por una vez se agradece una trama más madura, con problemas más adultos y sin tanto «recato» entre los protagonistas. Por otro lugar, no se estigmatiza la incapacidad de Josee y tampoco enfocan el drama hacia la tristeza de no poder caminar. Me esperaba hora y media de llanto y justificación de su estado de salud, un argumento centrado en el deseo de «curarse»; sin embargo, no es para nada así. Ella solo quiere salir, vivir su vida adulta y perseguir un sueño, igual que todo el mundo.

Por lo demás es una historia bastante simple. Bonita pero no impactante. Tiene sus puntos de giro, alguno bastante brusco (todo hay que decirlo), pero fuera de la exaltación del amor y la tragedia, no tiene nada de especial. El corazón no se encoge ni te quedas horas en las nubes pensando en ella. Una película que ves de vez en cuando para echar el rato.

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¿Por qué Hollywood santifica a los villanos?

El otro día fui a ver Cruella de Craig Gillespie y acabé confusa, por decirlo de algún modo. Recuerdo que de pequeña me daba mucho miedo el personaje de Cruella de Vil porque era asombrosamente mala; sin embargo, la versión de Emma Stone te hace querer aplaudirla y adentrarte en el mundo de la moda. Es por esto que al llegar a casa decidí visionar 101 dálmatas. Volví a pensar lo mismo, es de las mejores villanas por su simplicidad, llega de la nada y roba a los perritos para quitarles la piel y hacerse abrigos. Entonces ¿por qué esa obsesión por limpiar su imagen?

Al principio pensé que era la falta de creatividad, no solo de Disney, sino de Hollywood en general al no tener nuevas ideas que funcionen en pantalla, es por eso que tiran de los clásicos y los adaptan para el público infantil; aunque no creo que sea solo eso. Hay una tendencia por parte de la industria estadounidense por justificar la maldad. Los villanos son mucho más interesantes que los héroes, pero no son capaces de darles una historia que no sea blanqueada por la moralidad. No solo ha pasado con Cruella, ya lo hicieron con Maléfica unos años antes (e incluso sacaron segunda parte), o si queréis iros más lejos podemos hablar de la masacre que hicieron con el live action de Death Note, esa adaptación no debería haber salido a la luz y menos con un Kira que justificaba su odio a través del tópico de ser un pringado de instituto.

Aquí entraríamos en el debate de si realmente existe la maldad en su estado más puro o si, por lo contrario, es algo que se adquiere a base de palos. Yo tengo la teoría de que sí hay gente mala porque sí, y aunque estuviese equivocada, no soy partidaria de transformar a los villanos de la ficción en santos, los volvemos aburridos como los héroes; personajes que ya de por si están bastante vacíos. Me hace pensar que la existencia de los villanos es demasiado enrevesada para algunas mentes y por eso les dan un significado a sus conductas. O quizás sea porque tienen miedo de que la gente se obsesione con el malo y quiera imitar su actos. Ya sabemos cómo se ponen con este tema de las «malas influencias».

No paro de pensar en una frase del Joker en el Caballero Oscuro cuando en el interrogatorio con Batman le dice, en resumidas palabras, que el héroe existe gracias al villano. Gran verdad. Para los que no estén de acuerdo conmigo, solo les diré que hace no mucho leí un artículo donde clasificaban a los antagonistas de mejor a peor, y en primer lugar se hallaba El señor Potter, no el mago, sino el personaje de !Qué bello es vivir! ¿Por qué? Porque, según los expertos, aparece siendo malo y acaba la película siendo igual, nada de evolución, nada de excusas, es horrible y ya está. Gracias a eso los protagonistas brillan y el final feliz se disfruta más.

Todo esto es una opinión sin más. Hay algunos antagonistas que tienen una buena historia de fondo, creadas para hacernos empatizar y dar el toque de gracia al final de la película, como el caso de Snape en Harry Potter o el mítico Darth Vader; sin embargo, creo que estos casos se dan cada vez con menos frecuencia.

Espero no haberos dado demasiado dolor de cabeza con el tema. ¿Qué opináis vosotros?

Un saludo.

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Reseña de «Guardianes de la noche: El tren infinito»

Hoy hablaremos del fenómeno de masas que ha conseguido desbancar a El viaje de Chihiro como película japonesa más taquillera de la historia. Pero antes de hablar de Guardianes de la noche: El tren infinito hay que poner algunos datos sobre la mesa para contextualizar semejante éxito.Está película dirigida por Haruo Sotozaki es una secuela del anime del 2019, cuya historia a su vez proviene del manga de Koyoharu Gotōge. En esta obra seguimos el viaje de Tanjiro Kamado, un joven que tras perder a su familia a manos de un demonio deberá convertirse en un guardián de la noche para salvar a su hermana, convertida también en demonio. El anime provocó una auténtica revolución entre los amantes del manga, gracias en parte a la labor de la productora Ufotable, que consiguió convertir un manga de escasa calidad visual en una auténtica obra de arte animada. Otros factores también repercuten en la buena calificación de este anime, como por ejemplo los seiyus (actores de voz) o la majestuosa banda sonora que hace levantar los vellos del brazo a cualquiera. Aun así, hay que reconocer que nada sería posible sin el talento del autor para crear historias. No es la primera vez que mangakas sin mucha técnica de dibujo triunfan por su capacidad como escritores.

Volvemos a la película. Para encontrar dos asientos en el cine este fin de semana de estreno hemos sudado muchísimo. Todas las sesiones estaban completas y durante la proyección no se escuchó ni una mosca. Para ser sinceros, el hecho de que sea una obra canon repercute mucho en su recolección en taquilla. Para los que no entendáis de lo que hablo, insisto en que se trata de una secuela del anime, es decir, tenéis que haber visto los capítulos anteriores para entender este filme. Todos los fans de la serie eran público asegurado.

Aunque este dato no le quita el mérito. Reconozco que el principio de la película me pareció lento. Hay una parte explicativa, necesaria para introducir al villano, que está hecha para desconcertar al espectador. La razón por la que digo esto se debe a los puntos de giro que tiene el guion. Hay bastantes para tan «poco» tiempo. Por otra parte, cada personaje tiene su momento, algunos con más protagonismo que otros, pero todos magníficamente planteados. A pesar de esto, no me parecía que la película fuese el espectáculo del que todos hablaban, hasta que llegaron los últimos cuarenta minutos. Solo por esa secuencia vale la pena haber ido al cine. Toda la acción y sentimentalismo que puede tener una película de animación en este caso se multiplica por cien. Ese guion, esa interpretación del seiyu de Tanjiro (Natsuki Hanae), ese momento final…Se quedan en el pensamiento del espectador grabados a fuego.

Solo diré que Ufotable tiene buen ojo para los diamantes en bruto.