
¡Buenas! Después de un tiempo sin subir reseña de un libro, he vuelto a lo grande con una de las escritoras más importantes de la literatura contemporánea. Hoy, concretamente, voy a hablaros de Extraños en un tren de Patricia Highsmith.
Sinopsis
Guy Haines es un joven arquitecto que va camino a Nueva York para firmar el acta de divorcio. En el trayecto en tren conoce a Charles Bruno, un personaje de lo más excéntrico. De una forma y otra, la conversación entre ambos acabará en una especie de trato, un intercambio de asesinatos, cada uno matará a la persona que más estorba al otro.
Opinión personal
Quitando como punto de referencia la conocida adaptación cinematográfica que hizo Hitchcock en 1951, esta historia destaca por su infinidad de matices. Patricia Highsmith no es una autora fácil de leer, solo hay que echar un vistazo a su bibliografía para darnos cuenta de ello. En esta obra, al igual que le ocurre en El talento de Mister Ripley, volvemos a encontrarnos con los mismos arquetipos de personajes, chicos jóvenes con una gran carga psicológica. Lo más interesante de la obra son ellos dos y, cómo la culpa los va consumiendo a ambos poco a poco.
Si esperáis ver un desarrollo positivo en la trama por parte de esta autora, daros la vuelta. Ella hace mucho hincapié en la falsa moralidad, en la influencia negativa que una persona parece ejercer en otra y digo «parece» porque finalmente veremos que los dos están cortados por el mismo patrón. Ven reflejos de sí mismos en el otro hasta tal punto que el odio se convierte en complicidad.
Aunque el eje central de la acción sea el doble asesinato, lo que verdad importa es lo que viene después, que no es poco. Los crímenes están perfectamente pensados pero, la carga emocional de los personajes envuelve toda la novela en una especie de atmosfera agonizante que hace pasar inadvertidas dichas muertes, de hecho, las víctimas son lo de menos, no tienen peso alguno más allá del punto de unión entre Charles y Bruno. Hay que decir que Patricia Highsmith fue pionera en la creación de obras con personajes LGTBIQ+, Extraños en un tren no una excepción, no se habla claramente de ello pero Charles Bruno es presentado como un jovencito con tendencias «homosexuales» (entendamos esta descripción desde el paradigma de los años 50) Y al igual que Tom Ripley, tiene ese matiz psicótico tan característico de la autora.
Pero el que más llama mi atención es precisamente el más «simple» de los dos, Guy. Un chico serio, engañado por su exmujer y aparentemente inocente. Poco a poco rehace su vida con una jovencita a la que adora, se convierte en uno de los arquitectos más reconocidos del país, pero lo arriesga todo por temor a un chaval con impulsos homicidas. Finalmente, la culpa acaba sacando de él un trasfondo aun más retorcido que el de Charles Bruno.
También hay que tenerle miedo a quien aparentemente parece un santo.